miércoles, 17 de julio de 2013

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO

UN DIA CUALQUIERA, UN CORREDOR POPULAR CUALQUIERA.

Son las 7 de la mañana y suena el despertador, esta vez y este verano ya son algunas, no es para ir al trabajo, no, es para calmar esa especie de dependencia que tenemos los runners, es algo que nos llama y no sabemos por que, o quizás alguien si lo sepa, yo no.
No me apetece mucho, pero algo me dice que sino me levanto ahora, a lo largo del día tendré hasta remordimiento de conciencia por lo que tranquilamente me levanto, me pongo una camiseta y pantalón corto, zapatillas incluidas con mis medias de compresión, que dejé anoche preparadas y a tomar algo, pues con el estomago vacío, la debilidad entra al final del entreno.
Unas tostadas y un zumo de naranja y listo, sigue sin apetecer, pero siempre me pasa, me pongo el garmin, cojo las llaves, un botella de agua mitad congelada, y al ataque.
 
El ritmo inicial es muy lento, seguro que hasta que el corazón se formalice y las pulsaciones sean las correctas, es normal, me digo entre mí, pues los latidos no se me estabilizan hasta el kilómetro 2, y sobretodo por la mañana cuando ha estado toda la noche prácticamente funcionando en mínimos.
Voy dejando el pueblo atrás y ya estoy en plena naturaleza manchega, las sensaciones van mejorando y hoy creo que haré una tirada medianamente larga, eso lo pienso sobre la marcha, pero, el paso de los kilómetros me harán decidir, y es que esto de no estar cumpliendo ningún plan de entrenamiento da un margen de elección y esto de ser autodidacta también me hace tener la seguridad que el entrenamiento en estas semanas es el adecuado, no forzando en ningún momento.
Voy disfrutando, gracias a que la alergia ha empezado a decirme adiós, y  ya en el kilómetro 3, empiezo a ver algunos conejillos que cruzan el camino directos a su madriguera, este año será bueno para disfrutar con mis hurones, se ven muchos de estos peculiares roedores. Y es que esta soledad, aparte de ir observando el paisaje y sus elementos, te hace ir pensando muchas cosas entre zancada y zancada, varios temas, personales o deportivos, de trabajo o familiares, en fin un montón de cosas que se te vienen a la cabeza y que se van aclarando, pues esto de correr no veas como despeja la mente, es una de las grandes ventajas.
Sigue el paso de los kilómetros y voy a gusto, recreándome, pues el ritmo no es precisamente de crucero, voy escuchando mi cuerpo, mi respiración, que es una de las ventajas de ir sin cascos, aunque algunos compañeros de este deporte piensen lo contrario, yo soy de ir sin música, marcando yo mi ritmo, aunque algunas veces me los he puesto.
El recorrido es prácticamente el mismo de todos los días de entreno, aunque algunas veces cambie, se exactamente donde esta los kilómetros y el garmin es una pura referencia de pulsaciones y ritmo, aunque hoy no voy muy pendiente de él, de vez en cuando le hecho una mirada.
Me cruzo con algún que otro runners, incluso me paro un poco a darle a la de sin hueso con algún compañero de club, eso sí la conversación no es muy extensa, y el ritmo sigue aumentando con el paso de los kilómetros, ya llevo más de diez y por supuesto estoy de vuelta, pues ahora no conviene pasarse pero como descansé ayer voy con muy buenas sensaciones y controlando el ritmo, pues a veces me subo sin pretenderlo.
Voy bebiendo de vez en cuando, aunque como el calor va en aumento también me refresco vertiendome el líquido elemento por la cabeza, se me están haciendo largos los últimos kilómetros, y es que se nota la falta de rodaje y el parón veraniego pasa factura.
Mi cabeza se va entreteniendo en pensar cual será el objetivo definitivo de otoño, si bien Valencia o San Sebastián, al final uno de estos dos maratones será el elegido, aun queda tiempo, pero a la vez veo alguna pollada de perdices, con la madre queriendo despistar para proteger a sus polluelos, y es que da tiempo ha hacer varias cosas a la vez, esto de ir solo no esta tan mal, a pesar de que las piernas ya van agotándose la claridad de pensamiento sigue siendo la misma.
Entro de nuevo al pueblo, y queda poco menos de un kilómetro para llegar a casa, al final se me ha hecho duro este entrenamiento, pero el ritmo de llegada es casi un minuto más rápido al de partida y eso me hace estar orgulloso.
20 kilómetros, ya hacia tiempo que no hacia una de estas, y es que “entre pitos y flautas”, no he podido, pero hoy a sido el día, mientras hago los estiramientos de rigor me siento satisfecho, y pienso lo que me ha costado el arranque, lo que he sufrido al final, más de hora y media corriendo solo por los caminos, pero no se porque razón esto merece la pena, mi estado de ánimo es de felicidad, aunque el físico es de agotamiento, pero se remediará con un ducha y quedaré listo para el resto de la jornada.
La soledad del corredor de fondo, es a la vista de cualquier persona normal muy triste, pues seguro que los que no se dedican a este deporte no la entienden, pero yo puedo asegurar que esa soledad no existe, vas acompañado de ti mismo, de tus pensamientos, tus sensaciones y sobretodo disfrutando de lo que te gusta y sintiéndote realizado al final de cada salida acompañado de tu persona.
Seguro que otras veces que he salido acompañado de otros amigos o compañeros me lo he pasado genial, se me ha hecho más corto el recorrido e incluso parece que me he cansado menos, pero creo que esa compañía es diferente a la de tu persona aunque ambas sean necesarias y se puedan intercalar de vez en cuando.

2 comentarios:

  1. Parece ser que todos somos más o menos iguales y nos pasa lo mismo Kino. Por lo menos yo me he sentido 100% identificado con la descripción de tu entreno. A mi me pasa exactamente igual. Salvo por lo de las perdices, ya que como no conozco ese tema no sé cuándo está la madre despistando, jejeje

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  2. Jajaja, luego te lo explicaré, es una forma de proteger a sus polluelos.Bueno, pues ya se que no soy solo.
    UN SALUDO

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