La satisfacción al finalizar cualquier carrera dependerá sin
duda de acertar con el ritmo adecuado y saber gestionarlo durante todo el
recorrido de la competición, sin duda esto es lo más importante a la vez que
difícil y el ritmo adecuado será el que en cada momento nos marquemos según
nuestro estado de forma.
Sin duda mi experiencia en las carreras que llevo disputadas hasta el momento me han enseñado a respaldar al 100% la afirmación anterior, pues cuando te pones detrás de una línea de salida de cualquier carrera has de saber tus posibilidades y tu estado de forma, debes analizar el circuito y las condiciones climatológicas, también si ha sido una semana dura de entrenamientos y el cansancio puede notarse en tu piernas, tu estado de ánimo, tus posibles dolencias musculares, la alimentación de los días anteriores, las horas que hayas dormido y la actividad realizada el día anterior, todo esto y algunos factores más nos determinarán el ritmo a elegir, por lo que será difícil acertar, pero más vale pecar de precavidos que de arriesgar a salir a un ritmo que creímos poder aguantar.
Sin duda mi experiencia en las carreras que llevo disputadas hasta el momento me han enseñado a respaldar al 100% la afirmación anterior, pues cuando te pones detrás de una línea de salida de cualquier carrera has de saber tus posibilidades y tu estado de forma, debes analizar el circuito y las condiciones climatológicas, también si ha sido una semana dura de entrenamientos y el cansancio puede notarse en tu piernas, tu estado de ánimo, tus posibles dolencias musculares, la alimentación de los días anteriores, las horas que hayas dormido y la actividad realizada el día anterior, todo esto y algunos factores más nos determinarán el ritmo a elegir, por lo que será difícil acertar, pero más vale pecar de precavidos que de arriesgar a salir a un ritmo que creímos poder aguantar.
Los entrenamientos anteriores a una competición, con sus
sensaciones y ritmos, pueden ser lo que más nos aclare dicho ritmo, pero como
he dicho antes todo influye. Lo normal es haber hecho entrenamientos en
progresión, haber entrenado el ritmo de competición y así será más fácil, por
lo que debemos salir siempre más lentos de la media que tengamos previsto
realizar e ir de menos a más, aunque a veces sea difícil, pues al inicio de
cualquier carrera la multitud nos arrastra y cuando nos damos cuenta hemos
realizado unos cuantos kilómetros a un ritmo muy superior al que queríamos y
esto será ya un hándicap durante todo el recorrido.
Mantener la cabeza
fría sin duda es la clave, tenerlo claro y no dejarse llevar, haber estudiado
el recorrido y saber cuándo hay que empezar a darlo todo, sobre todo en media
maratón y maratón es muy importante, aunque las sensaciones el día de la prueba
son fundamentales pues según estás podemos ser más ambiciosos o no tanto.
También es contradictorio querer correr a un ritmo que
corrimos el año pasado o la carrera anterior si no estamos en el mismo estado
de forma, debemos de ser conscientes de nuestro momento de forma y saber que no
siempre se está igual, pues durante la vida atlética hay bajones y no siempre
podemos rendir al mismo nivel.
En muchas pruebas vemos a “liebres” que nos marcan un ritmo
uniforme para conseguir una cierta
marca, pero hemos de recordar que aunque estemos entrenados para conseguir esa
marca no siempre es conveniente llevar el ritmo que dichas “liebres” pues estas suelen llevar un ritmo uniforme
durante todo el recorrido y nosotros quizás tengamos otra forma de correr,
máxime si hemos entrenado ritmos progresivos, por lo que yo aconsejo no hacer
mucho caso a estos “globos o marcadores de ritmos” a no ser que vallamos con la
seguridad de poder aguantar ese ritmo y en el último tramo de la carrera
acelerar para conseguir mejor marca.
En mis últimas maratones, sin contar Roma (por la lesión),
he corrido más rápido la segunda media maratón que la primera y os puedo
asegurar que la satisfacción de ir de menos a más e ir adelantando corredores
te da un punto extra, también os puedo asegurar que ir en grupo puede ser una
espada de doble filo, pues si vas justo con el ritmo te pueden sacar de punto y
arruinarte los kilómetros finales, por eso debemos hacer caso a nuestras
sensaciones y siempre ir guardando algo pues nos puede hacer falta, es más nos
hará falta, pues si eres un buen competidor al final lo darás todo.
Seguro que tras leer esta entrada las dudas seguirán, pues
elegir el ritmo adecuado el día D a la hora H es siempre complicado, pero lo
que sí recomiendo es tener la cabeza fría en los momentos iniciales, retenerse
y guardar fuerzas e ir en progresión pues aunque perdamos unos segundos a
nuestro crono final, siempre quedaras con la sensación de estar satisfecho y
llegar a meta con la percepción de que podías haber dado más y habrás
disfrutado de una carrera y quedarás con ganas de superarte en la próxima.
Llevas toda la razón Kino en lo que dices, pero ¡ay las testosterona cuantas malas jugadas nos gasta!
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