miércoles, 13 de mayo de 2015

MARATÓN MARTÍN FIZ. CRÓNICA PERSONAL DE UN RETO MÁS CONSEGUIDO A PESAR DE TODO.

Cada maratón es diferente, cada maratón es una vicisitud, es un cumulo de circunstancias cambiantes que al igual que la vida misma hace que cada momento sea diferente, cada zancada no sea igual a la anterior, aunque aparentemente todo sea igual. Es por ello que la grandeza de una prueba de fondo es como la vida misma, debes vencer a tu peor rival el tiempo, aunque por supuesto salvando las distancias, y cada momento que pasa es diferente al anterior, al igual que cada zancada, se pueden parecer pero no son iguales.

Una vez realizada esta pequeña reflexión en forma de introducción, pasaré a relatar lo acontecido, este pasado 10 de mayo en la ciudad del País Vasco, Vitoria-Gasteiz, donde se celebró la decimotercera edición de la maratón, llamada Martín Fiz.
El sábado de madrugada salía junto con la familia al completo dirección a la capital alavesa, donde nada más llegar recogería el dorsal y bolsa del corredor, posteriormente hacia el hotel y más tarde a comer y conocer la bonita y tranquila ciudad vasca, con un casco antiguo verdaderamente bonito y con varias tascas o bares con sus típicas tapas, por lo que al anochecer y llegar al hotel, no me tuvieron que mecer para coger el sueño, a pesar de la poca comodidad de la cama.
A las 6 suena el despertador, una duchita, desayuno y a preparar los “bártulos”, crema calentadora, vaselina, geles, ropa… y a levantar a los peques, para ir directos a tomar un café en alguna cafetería cerca de la salida.
A las 8:15 había quedado para echarnos la foto todo el grupo del “42195.es”, en la plaza de la Virgen Blanca, charla un poco con los compañeros y cambiar impresiones, destacando la alta temperatura que nos esperaba.
Ya en la plaza de España, cercana a la salida, estaba el ropero, donde esta vez coincidimos con unos manchegos de Valdepeñas, concretamente con la camiseta del “Tuercelindes”, también habíamos quedado con nuestra grandísima amiga y mejor persona Idoia Esnaola, la que también disfrutaría de su 5º maratón este año.
Poco después de las 9 de la mañana y después de la salida a la carrera-maratón de patines se daría la salida a la maratón, viéndome en las primeras posiciones a la salida pues aunque no era mi intención me vi en primera línea y el primer kilómetro fueron pasándome corredores por todos los lados, cosa normal, pues mi ritmo era otro a pesar de que este primer kilómetro salió por debajo de 4 minutos.
Los primeros kilómetros iban rondando los 4:00-4:05 y las sensaciones eran inmejorables, marchaba junto con un grupeto donde se incluía la primera mujer, Laura, una atleta que  ya había vencido las dos anteriores ediciones y que sin duda era una buena rueda, por lo que decidí quedarme con ella, pues parte del grupo se marchó para delante.
El paso por el kilómetro 12 fue especial, pues ver a mis hijos y a mi mujer, con la bandera castellano-manchega, animando siempre te sube la moral, aunque en este punto kilométrico las fuerzas y las futuras molestias seguian intactas.
Los kilómetros iban pasando y el ritmo seguía igual, las sensaciones eran buenas, quizás el calor empezaba a apretar, pero la hidratación era algo que no tenía olvidado y procuraba beber todo lo posible.
Ya en el kilómetro 16 la rodilla, que la tenía olvidada me empezó a molestar, cosa que no me esperaba, pues últimamente habían desaparecido las molestias, pero el ritmo seguía igual, eso sí, ya con la preocupación inesperada y el dolor que iba a más.
La media maratón la crucé en un tiempo de 1:26:47, por lo que el ritmo era el ideal pero ya no tenía todas conmigo y la cabeza empezaba a pensar en el abandono.
En el punto kilómetro 23 estaba mi familia, ofreciéndome isotónica y muchos ánimos, pero a Ángela le comenté que el dolor de la rodilla cada vez iba a más, por entonces había reducido algo el ritmo y me quedé en solitario.
El kilómetro 25 fue testigo de mi primera parada y estuve a punto de retirarme, pero tomé líquido y fruta y tome la decisión de finalizar esta maratón aunque fuese andando y poco a poco fueron pasando los kilómetros, kilómetros que cada vez se hacían más largos.
Curiosamente descubrí, que cuanto más rápido corría menos me molestaba, pero necesitaba parar cada kilómetro y recuperar andando, se pasaba un poco el dolor y de nuevo volvía a correr.
La temperatura cada vez iba a más, y el recorrido por las grandes avenidas de las afueras de la ciudad se hacía eterno, ya en el kilómetro 33 el grupo de las tres horas me rebasó por lo que iba perdiendo tiempo, pero no tanto como yo creía y a pesar del sufrimiento este motivo me dio algo de moral y me dije que a esta maratón también la vencería.
Ya en el 40 hice mi última parada, me refresqué, comí un trozo de plátano y pensé que al igual que Roma sería un maratón que a pesar de los problemas físicos volvería a ganar, ya estaba hecho, si bien no había logrado el objetivo inicial si conseguiría el segundo, finalizar y así fue.
El último kilómetro fue espectacular, el público se agolpaba en las vallas a ambos lados, era la calle Dato, una recta larga pero emotiva, esta vez la recorrí totalmente emocionado, devolviendo el aplauso a la multitud y buscando a mi familia que sabía estaría por allí esperándome y que efectivamente ví, allí aplaudiendo y dándome los últimos ánimos, por lo que cruce la meta en una nube.
El tiempo que al final era lo de menos por las circunstancias mencionadas se fue a 3 horas 7 minutos y 15 segundos, a un ritmo de 4’26”, por lo que después de tantos parones y tantos metros andando no fue del todo mal.
Cuando finalizas un maratón así, valoras lo que cuesta conseguir un objetivo, un reto, y le das más valor si cabe, te llena más, porque sin dolor no hay recompensa, porque si fuera fácil no sería un maratón, porque esta distancia me sigue teniendo enamorado, sin duda al contrario de lo que se podría creer, salí reforzado de esta maratón.
Ya en la plaza de España estaba el avituallamiento final, donde comentamos con algunos corredores la dureza por la calor, aunque personalmente y sin duda no fue lo que más me afectó.
Disfruté de mi familia, y saboreé esta sufrida medalla, pero a la vez agradecida. Ahora a descansar y a recuperar esta dolorida rodilla que días después sigue doliéndome, pero seguro que con unos días de descanso el dolor desaparecerá, o por lo menos eso espero.
Ya voy perfilando mis nuevos objetivos en forma de maratones, pero aún no están totalmente definidos por lo que cuando los tenga, sin duda, os informaré. Como diría un amigo,

… SALUD Y KILÓMETROS …

2 comentarios:

  1. Lo comentado en tu anterior entrada, qué está muy bien, tú eres un sub 3 horas sin problemas, no como yo. Para que yo baje de las 3 horas se tiene que dar todo perfecto y para que tú no bajas de esa barrera tienes que tener un serio impedimento como el que has tenido en este día. Pero lo importante es que acumulas otra maratón más, que no es poco.

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    1. Gracias Javier, pero tu no te quites méritos, antes quizás no lo serías, ahora me apuesto lo que quieras que bajas de 3 horas sobrado.

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