martes, 26 de abril de 2016

MI MAYORÍA DE EDAD A SIDO CUMPLIDA EN EL MARATÓN DE MADRID.

Sí, ya soy mayor de edad, ya puedo ver pelís de dos rombos, jeje, el domingo pasado 24 de abril, cumplí esa cantidad, pero no de años, pues tengo algunas primaveras más, sino de maratones, las calles de la capital fueron testigos de mi decimoctava maratón, un maratón que al igual que cualquier otra ha sido diferente, ha sido otra historia, todos los maratones son diferentes por muchos que finalices.
Siempre habrá gente que opine o le haya pasado lo contrario, pero personalmente creo que cada maratón necesita un esfuerzo y una preparación, siempre lo diré y  el domingo en Madrid fui testigo personal de esa afirmación que mantenía y por supuesto sigo manteniendo y que por supuesto no soy el único en afirmarlo.


Viaje, recogida del dorsal, hotel, paseo y cena.

A eso de las 14:30 me puse en marcha, esta vez solamente acompañado de Ángela, pues los chavales tenían una agenda repleta, de hecho por eso atrasamos la salida hasta después de comer, y así dejar a Jorge y Virginia con todo preparado.
Pronto llegaríamos a IFEMA, donde estaba situada esta vez la feria del corredor y donde había que recoger el dorsal, un dorsal personalizado, donde bajo el número llevaba la inscripción esta vez, no de mi nombre, sino el de mi campeón y princesita, y se podía leer JORGEVIRGINA, posteriormente  una vuelta rápida por los distintos stands  y de nuevo coger el auto para ir al hotel.
Una vez situados, decidimos aprovechar la tarde y favorecidos de la situación de nuestro hotel, recorrimos paseando las calles céntricas de la capital, Neptuno, Cibeles, el exterior de congreso, Puerta de Alcalá, Plaza del Sol, Plaza Mayor…, en fin, un paseo entretenido pues aunque son monumentos que ya teníamos vistos, gusta pasear tranquilamente viendo estos monumentos y edificios.
Tras cenar en un restaurante cercano a la Plaza Mayor, la típica carga de carbohidratos, como no podía ser de otra manera, a pesar de tener dicho restaurante unos platos más apetecibles unos macarrones, pero es lo que exige el guion, y poco después de las 11 ya estábamos metidos en la cama.
Desayuno y pre-maratón

A las 6 suena el despertador, esta vez estaba dormido como un lirón, una duchita y a desayunar lo de costumbre, nada de inventos. A las 7:30 ya estábamos en una cafetería cercana a la estación de Atocha, donde se mezclaban corredores con vividores de la noche,  y poco después dirección al ropero, situado en la llegada a más de 1 km de la salida y la verdad que a pesar del espacio era un auténtico caos, creo que falta de organización pues dejar la bolsa cuando aún faltaba casi una hora para la salida era una odisea, más que nada por la acumulación de gente cambiándose y todo muy junto, sin duda es algo que debe de mejorar la organización, máxime cuando dicho ropero está a tanta distancia de la salida y hay suficiente espacio para organizarlo mejor.
Una vez dejada la mochila, nos disponemos a cruzar el parque del Retiro para llegar a la salida, justo enfrente de la fuente de la diosa Cibeles, tras una pequeña charla con Ángela y la foto de rigor nos despedimos no sin antes recordar los sitios donde estará situada, sin duda para darme esa dosis de energía que en todas las maratones me da y que por supuesto necesito. Gracias Ángela.

Salida y primeros kilómetros

El dorsal me marcaba que debía estar en el cajón 1 y así lo hice, allí me encontré con Ángel Gómez, un conocido de las carreras del circuito, un moraleño que disputaba su segunda maratón, y comentando coincidimos que el ritmo en un principio iba a ser más o menos el mismo, pues como yo dije en la pre-crónica este maratón quería disfrutarlo y no tenía en mente sufrir o llevar un ritmo que me condujera a eso. Mientras tanto se dio la salida a la élite, algo que tampoco entiendo, ¿tanto molestamos los populares?,  en realidad nosotros quizás no podríamos estar sin la élite, pero sin duda ellos tampoco sin nosotros, creo que eso ha sido otro fallo de la organización.
Pistoletazo inicial y a correr, primeros kilómetros y ritmo tranquilo, incluso más de lo normal pues el primer kilómetro sale en 4’45” y el paso por el km 5 la media se sitúa en 4’30”, por lo que todo va según lo previsto, a pesar que estos primeros kilómetros pican hacia arriba y las sensaciones en la piernas no son muy halagüeñas.
Llegamos a Plaza de Castilla y vuelta de nuevo por el paseo de la Castellana, esta vez, ya hacia abajo y con mejores sensaciones, charlando junto con Ángel y bastante cómodos los kilómetros iban pasando sin enterarnos, el paso por el 10 lo hicimos en 42’52”, aumentando el ritmo, pues a partir de Plaza de Castilla el perfil era favorable pronto recuperamos la media, pues en este paso ya estábamos en una media de 4’17”, quizás habíamos aumentado el ritmo más de lo previsto.

Desde el Km 10 a la media maratón

Aunque íbamos recuperando terreno el globo de las 3 horas aún iba lejos, y por supuesto no era nuestro objetivo, pero se me antojaba que dicha liebre iba más rápido de lo normal, como así me comentaron al final, el paso por el km 15 fue de 1:03:43, con una media de 4’15”, por lo que había que regular, y muchas veces frenar, no era cuestión de agotar las fuerzas, había que reservar, a pesar de las buenas sensaciones.
El paso por el centro fue de lo más espectacular, Callao, Preciados, Puerta del Sol, calle Mayor, Plaza de Oriente…, sin duda lo mejor del recorrido, y máxime cuando en Sol la familia de Ángel le estaba esperando, Ángela por su parte estaba en la Plaza de Oriente, ya por el km 20, y donde hicimos el paso en 1:25:03, siguiendo con la media de 4’15”, sin duda una buena dosis de moral que nos hizo pasar la media maratón en 1:29:49, a 4’16”, quizás algo más rápido de lo que yo tenía previsto, pero las buenas sensaciones que llevaba me hacía pensar que podría llevar el ritmo sobradamente.

Desde la media maratón al kilómetro 32

Una vez pasada la media maratón, las sensaciones seguían intactas y  este tramo hasta la entrada en la casa de campo es de transición, aunque había que seguir regulando, pues suele pasar que tras completar la mitad de la carrera e ir fresco las piernas piden marcha. En el 25 el paso es de 1:46:14, con la media en 4’15”, poco después enfilamos y pasamos a la casa de campo, no sin antes recibir los ánimos de nuevo de Ángela, que allí me estaba esperando con una botella de isotónica y volviéndome a dar ánimos.
Llegando al km 27 empiezo a notar un bajón de golpe, no sé el motivo, pero la buenas sensaciones que llevaba hasta ese momento habían desaparecido y se habían cambiado por todo lo contrario, es el bache que suelo pasar, unas veces antes y otras después, pero esta vez no quería sufrir y decido reducir la marcha, animando a Ángel que siguiera a ritmo, pero este no quiere dejarme, así los kilómetros en la casa de campo son más lentos, esperando una recuperación que no llega.
El pasó por el km 30, el crono marca 2:08:34, ya a un ritmo medio de 4’17” por lo que vuelvo a animar a Ángel que me abandone pues él iba más fresco y sin duda yo era un lastre, a duras penas lo convenzo y poco después de la subida de la salida en la casa de campo el tira hacia delante, yo sin mentalidad sufridora en este maratón me quedo a un ritmo más lento, quería disfrutar de Madrid y si ese era el objetivo principal tenía que reducir el ritmo, pues las piernas se habían quedado bloqueadas y sin duda no iban como a mí me hubiese gustado.

A partir del km 32


Conocedor del recorrido, y a sabiendas que ya todo era en subida, intento regular lo máximo posible, tomo un gel, bebo agua y como un trozo de plátano, me propongo para mis adentros que hay que tirar de casta, y aunque no venía a esto, como he dicho al principio, cada maratón es una historia, y la verdad que si no cuento las maratones que he salido tocado desde inicio, esta era la primera vez que no puedo seguir un ritmo más o menos uniforme y voy perdiendo velocidad con el paso de los kilómetros, aunque curiosamente no paro de adelantar corredores, ya en el paso del km 35 el crono marca 2:31:22, y el ritmo ha decaído a 4´20”, pero las sensaciones iban a peor, quizás el resfriado que arrastro o la medicación que he tomado está pasando factura, pues sigo sin encontrar una explicación coherente mientras sigo dando zancadas.
Llego a Atocha con mucha animación y adelanto a una chica muy aclamada, paso por delante del hotel y aquí la cabeza…, veo a una paisana que me da ánimos, la gente ánima de lo lindo y llego de nuevo a la salida, a la Cibeles, pero esta vez con 38 kms y pico encima, no he venido a esto, me repetía, quería disfrutar y estoy sufriendo, pero zancada a zancada sigo adelantando corredores.
Queda poco y el km 40 lo cruzo en 2:56:06, a un ritmo medio es de 4’25”, sin duda el tiempo si al salir era lo de menos, ahora menos aún, quería finalizar, calle Goya, Menéndez Pelayo y por fin O’donnell, donde esta Ángela con unos paisanos esperándome, cámara en mano y dándome muchos ánimos, tan solo queda disfrutar del paseo de coches del Retiro.

Llegada

Espectacular, como siempre, los últimos metros aunque uno vaya mal, lo da todo, y esta vez no iba a ser menos, iba a finalizar mi 6ª maratón en 4 meses, mi 3ª en Madrid y mi 18ª en total, no me han regalado ninguna, y esta que quería disfrutarla, he tenido que sufrirla también al final, había que saborearla, de nuevo me acuerdo de mis hijos que no solo llevaba impreso su nombre en el dorsal, sino en el corazón que los llevo siempre, de Ángela y de todos los que me animan día a día a seguir con esto que tanto me gusta, grandes ellos también, de un virgen que me protege, otra vez me emociono, y es que si fuera fácil no sería tan emotiva, es el maratón, es la prueba reina, cruzo la meta, 3:06:23, a 4’26” de ritmo medio, marca esperada, pero no con estas sensaciones finales.
Allí en la misma línea está nuestro socio de honor y seguro que será el tercer maratoniano que nos represente en Rio, Jesús España, me da la enhorabuena y me comenta que estaba esperando a su cuñado, comentamos un poco la prueba, le deseo lo mejor para las olimpiadas y yo sigo mi camino, me cuelgan la medalla, una más, son 18 las mismas que mi compañero, amigo y gran persona, un icono para mí, Joaquín Velasco “Matu”, aunque seguro que las 18 suyas tienen más valor, por los años que transcurrían por aquél entonces, seguro, pero para mí es un honor haber completado las mismas que él.
Busco a Ángel, no le veo, y eso me indica que habrá rondado las 3 horas, aunque luego me entero que de también tuvo un bache y al final ha hecho 3:04 en su segunda maratón, una gran marca que sin duda, aquí en Madrid en día de hoy vale mucho más, y seguro pronto bajará, enhorabuena Ángel,  y gracias por tu compañía y esfuerzo en que te siguiera, tampoco veo a Sebas, que debió ir más delante, poco más tarde me dice que ha conseguido de nuevo bajar de las 3 horas, un crack.
Ángela espera, salgo y le doy un abrazo, un beso, me vuelvo a emocionar, aunque noto mucha debilidad, eso es que no he llegado bien, a pesar de que cuando escribo esta crónica muscularmente me encuentro fenomenal, eso sí el costipado está en pleno apogeo.


Conclusión

No sé habrá  sido la calor al final o la humedad, el dichoso resfriado y la medicación, lo apretado del calendario en estos últimos meses, una corta preparación y no muy específica, o simplemente que no he tenido mi día, pero todo eso se olvida y solo quedan los mejores recuerdos, y sobretodo un cierto aire de revancha a la distancia, ahora y tras un merecido descanso, volveré para al menos participar, aunque no esté totalmente recuperado el día 22 de mayo en la I carrera solidaria a favor de la Fibrosis Quistica, de Membrilla, mi pueblo, que creo que la ocasión merece la pena,  después  a rodar durante estos meses de primavera y verano sin objetivo inminente a la vista, dejando y esperando que mi alergia me deje disfrutar de las zancadas y sin duda pronto decidiré el calendario maratoniano, aunque no me cierro en banda y si surge algo apetecible…, y sino en otoño más y espero que mejor.

2 comentarios:

  1. Como bien dices cada Maratón tiene su historia y esta no termina hasta que no se cruza la meta y a veces ni eso, así que terminarlo aunque sea sufriendo entra dentro del guión, ¡Enhorabuena!, por tu mayoría maratoniana.

    Saludos, Emilio Díaz.

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