viernes, 27 de enero de 2017

LA LÍNEA AZUL

Está pintada en el suelo, es la indicación que nos marca el camino a seguir, el camino que hemos elegido, el objetivo que nosotros mismos nos hemos impuesto, no podemos desviarnos de esta directriz, si lo hacemos no estamos cumpliendo con las normas que previamente hemos aceptado, y si lo hacemos, es por “causa mayor” o por el contrario estamos haciendo trampa.
La línea azul, normalmente es el color de todas las líneas que indican el recorrido de las maratones, al igual que la vida misma, es una pauta que previamente hemos elegido, si nos salimos de ella no estaremos cumpliendo con nuestro propósito, por lo que una vez que nos ponemos en la salida de un objetivo o un reto, no hay más remedio que aceptar esta indicación, hay que ser consecuente, no podemos desviarnos y al igual que cuando elegimos hacer algo en nuestra vida, si lo hacemos, estaremos incumpliendo con nuestro propósito, nos estaremos engañando y estaremos engañando a los demás.
Una vez, alguien experimentado en la distancia de Filípides, y antes de debutar en la distancia de los 42.195 metros, me dijo, el maratón, la maratón, es como una lección para la vida, hay muchas maratones, en muchas ciudades, pero elegimos una, y una vez hecha la elección hay prepararla, con sacrificio, hay que aceptar las normas, el recorrido y los imprevistos que vengan, superar las dudas, la hemos elegido nosotros, no nos podemos poner excusa, y una vez la hemos preparado hay que correrla, hay que seguir la línea azul hasta el final, con distintos acompañantes en cada momento, incluso a veces durante todo el maratón, quizás habrá momentos duros, pero si nos salimos y desviamos de esta marca, no habremos sido consecuentes con la elección de cumplir con un reto que nosotros mismos nos hemos impuesto, y si por cualquier circunstancia se tarda más de lo previsto, habrá que aceptarlo, pero siempre habrá que luchar por llegar a esa meta elegida.
Pues bien, esta reflexión nos enseña que este deporte, esta distancia, no solamente es eso, un hobbie y ya está, no, es un acto de nuestra vida, es una clase magistral que si la sabemos trasladar al día a día nos puede ayudar y que si en el maratón hay una línea marcada a seguir, en la vida también la hay, aunque sea imaginaria, hay que seguir con la línea que hemos elegido y no salirnos y luego volver cuando nos apetezca, hay que jugar limpio, pues eso sería trampa en un maratón, pero también es trampa en nuestra vida.

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