martes, 12 de diciembre de 2017

MARATÓN DE MALAGA. MI CRÓNICA PERSONAL

Aunque mucho se ha escrito y he escrito, se escribirá y escribiré sobre el tema, un maratón son 42.195 metros, donde el cuerpo y mente se ponen a prueba y nada es matemático por lo que tener por objetivo disfrutar desde el primer metro al último de la distancia es harto complicado y máxime cuando no quieres alejarte mucho de tus ritmos.
Así nos presentamos en Málaga, emplazamiento donde había corrido dos medias maratones, pero nunca su maratón, la intención era disfrutar, pero a la vez y aprovechando el buen estado de forma, no alejarme mucho de la marca de las 3 horas, pero viendo el viento reinante el día anterior y el recorrido, si me iba 5 ó 6 minutos de esos 180 minutos,  y disfrutando seguiría siendo un éxito personal, pues tras disputar hace tan solo 7 semanas el maratón de Ciudad Real, con el objetido cumplido de bajar holgadamente de las 3 horas, era consciente que la recuperación no era total y que las molestias del sóleo y tobillo podrían ser un hándicap a superar.
El sábado tras un tranquilo viaje nos presentamos en Málaga a recoger el dorsal, en el pabellón Martín Carpena, donde hicimos un recorrido por su feria del corredor.
Allí también tuvimos la oportunidad de charlar y fotografiarnos con el actual campeón de España de maratón, Pablo Villalobos, ahora con objetivos de trail en mente.
Posteriormente una comida en grupo, con nuestros acompañantes y compañeros de club, que sin duda fue amena, y después una visita al puerto.
También visitamos el centro de Málaga y como no sus famosas luces de la calle más turística, la calle Marqués de Larios.
Con las piernas algo cargadas de todo el día “pateando” la cuidada y bonita ciudad andaluza nos fuimos a dormir pues algo el descanso era ya necesario, preparando antes la equipación y todo lo necesario para la hora señalada.
Al tener el hotel cerca de la salida a las 8 quedamos para dirigirnos a ella, no sin antes hablar con algunos compañeros de los varios que fueron de los distintos clubes de la provincia.
Tras un breve calentamiento junto con Narciso y Mª José, nos metimos en el cajón de las 3 horas, en la parte trasera, pues no quería que el ritmo inicial del pelotón me arrastrase más rápido de lo previsto, por lo que los primeros kilómetros fueron de tanteo, disfrutando como un enano, yendo muy suelto y marcando ritmos alrededor de 4’15” el kilómetro, aunque lejos del globo sub 3h.
El paso por el kilómetro 8 y veo a la expedición de animadores, con mis dos hijos animando con mucha efusividad a la cabeza, mucha alegría, posteriormente algunos de los manchegos desplazados y el paso por el puerto y con esa adrenalina subo algo el ritmo marcando el primer 10k en 42’40” a ritmo medio de 4’15”, eso sí, con el viento a favor.
Tras el kilómetro 14, un giro de 180 grados y a partir de ahí todo el tiempo con el aire en contra, algo que yo ya había previsto, cruzándose con los atletas que venían más retrasados pegados a la playa de la malagueta y en busca de la media maratón, donde antes me encuentro con otro puñado de amigos de Membrilla, Mercedes, Ana y el resto de la familia que de nuevo ayudan hacer más ameno el recorrido.
Las sensaciones eran buenas, y en todo momento iba controlando el ritmo, esta maratón había que disfrutarla de inicio a final y en ningún momento quería arriesgar, a pesar de lo que me dijeran las piernas, pues iba muy suelto, y a partir del kilómetro 17 no paré de adelantar corredores, lo que sin duda daba un punto más, aún si cabe, de moral.
La media maratón la pasé en 1:30:00, clavando el ritmo en 4:15” y con ganas de aumentar el ritmo, pero había que retenerse y quería seguir disfrutando de cada zancada y del recorrido de Málaga.
En el 22 y poco de nuevo la familia animando, otro chute más de adrenalina, pero había que ser comedido y tras darme Jorge una botella de isotónica me dispuse a recorrer la larga recta con el viento en contra, pegado al mar y sin parar de adelantar corredores, ritmo estable y muy cómodo y ya rondándome la cabeza que estaría muy cerca de la 3 horas, incluso podría llegar a bajar.
El paso por el Martín Carpena y la zona más alejada esta un poco desolada de público, y aunque siempre gusta que te animen esta vez no estaba preocupado por eso, ahora pensaba en bajar de las 3 horas o seguir disfrutando, sabía que iba muy justo y con poco que aumentase el ritmo lo podría conseguir, pero por otro lado era consciente de que si lo hacía sufriría y ese no era el objetivo inicial.
El paso por el kilómetro 30 fue de 2h07’45”, y el ritmo seguía a 4’15”, y el aire también seguía apretando de cara, a pesar de que a partir de aquí empezamos a callejear por Málaga, dirección de nuevo al centro, donde estaba la meta.
Los kilómetros pasaban y el ritmo no decaía ni aumentaba, en gran parte por la lucha que tenía conmigo mismo, unas veces quería arriesgar y aumentar el ritmo y otras seguir disfrutando de cada metro, mientras no paraba de adelantar corredores que sin duda iban pagando el esfuerzo del fuerte viento y seguro también de no haber interpretado bien esta circunstancia inicialmente y haber abusado de ritmo.
Pasado el kilómetro 37, a pocos kilómetros del estadio de la Rosaleda una cuesta y un momento en donde flaquearon las piernas fueron las dos circunstancias que me hicieron perder algunos segundos en el ritmo y sin duda las “culpables” de no bajar de esos 180 minutos que hasta ese momento eran asequibles, pues las sensaciones eran buenas.
Ya en el centro de Málaga, con recorrido favorable y a falta de 3 kilómetros todo venia rodado, recuperando de nuevo esa soltura de piernas y el ritmo, incluso acelerando, el teatro romano, la alcazaba, la catedral, la calle Marqués de Larios donde esperaban  de nuevo mi familia, la avenida de la Alameda Principal y el ayuntamiento donde estaba la meta, todo lleno de gentío, disfrutando de lo lindo, de cada metro, cada zancada llegando a meta eufórico, y a pesar de no lograr bajar de las 3 horas, esta vez era lo de menos, el objetivo estaba más que cumplido, disfrutar de un maratón, de inicio a fin, es difícil pero no imposible, esta vez salió cara.
Al final 3 horas 25 segundos de tiempo real, al igual que el mejor maratoniano del momento con su intento de bajar las 2 horas, yo me quedé a medio segundo por kilómetro para volver a bajar de la barrera de los 180’, pero esta vez eso no me importó, esta vez el objetivo estaba muy claro disfrutar de la distancia, de un fin de semana en familia y comprobar que a veces es necesario un homenaje de este tipo, pero no siempre sale, además conseguí la posición 125 de la general y 14 de mi categoría, sin disputar un maratón a tope, lo que denota la dureza del recorrido de hoy por las condiciones climatológicas, el fuerte viento tuvo la culpa que muchos atletas el día de ayer no pudiesen lograr sus objetivos.



En conclusión, un fin de semana completo, visita turística en familia y con compañeros del club, un maratón y ya van 21, y esta para enmarcar en lo que a sensaciones se refiere y que al menos de momento no me resienta de ninguna lesión, lo que me hace ser optimista para comenzar con mi próximo objetivo, y comenzar el año mejor que este pues comenzé lesionado, aunque el 2017 lo cierro con 3 maratones y un 50k, y compitiendo el circuito, puedo decir que ha sido un año explendido.

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