martes, 4 de diciembre de 2018

MARATON DE VALENCIA. CRÓNICA PERSONAL.


No pudimos con el record, pero se intentó hasta el final con una gran Eva Esnaola.
De nuevo me pongo enfrente del ordenador a escribir la crónica de un maratón más, eso es un gran noticia, mientras que sigamos haciéndolo es que vamos cumpliendo retos y objetivos, haciendo lo que nos gusta y disfrutando de grandes momentos y grandes compañías, haciendo turismo, conociendo ciudades y por supuesto haciendo amigos, algo que conlleva este bonito deporte.
Aunque en la anterior crónica que Manuel escribió ya ha adelantado la información general, desde estas líneas intentaremos contar con más detalle lo acontecido en un gran fin de semana, no solamente disfrutando del maratón, sino de la ciudad.
A las 7 de la mañana del sábado nos pusimos en camino un fin de semana más, tras el anterior en Córdoba, un viaje esta vez en familia y donde también vinieron Narciso y Jesu, unos acompañantes de lujo.
Nada más llegar fuimos a recoger el dorsal de esta maratón multitudinaria, donde un gran ambiente y movimiento de atletas denotaba que esta maratón porque esta maratón está catalogada como la mejor de España.
Una vez recogido el dorsal coincidimos con las hermanas Esnaola y su compañera Ángela, precisamente en el stand de MARATON RADIO, donde le hicieron una entrevista a Eva, lo que dejaba entrever el prestigio de la atleta a la cual acompañaría e intentaría guiar durante el maratón para batir su propio record de España.
Tras una larga cola para recoger el dorsal y la bolsa del corredor, recorrimos algo de la Ciudad de las Ciencias y la Artes y nos dirigimos al hotel donde comeríamos para después desplazarnos al centro de la ciudad hacer turismo.
Gran tarde noche echamos, viendo los monumentos más importantes de Valencia pero curiosamente al entrar a la iglesia de San Nicolás (la capilla Sixtina valenciana), coincidió con una misa especial para los maratonianos con bendición de dorsales incluida a la cual asistimos.
Cena ligera y de vuelta al hotel, mañana sería el día muy laaaaaargo, a dormir y descansar lo que se pudiese pues a las 5:30h sonó el despertador para desayunar y prepararse para la competición.
Como el hotel que estaba a unos 2 kms de salida este tramo lo hicimos andando para llegar al puente de Monteolivete y contactar con Eva, pues había que calentar un poco y salir juntos en una salida multitudinaria donde tardamos más de un minuto desde el pistoletazo inicial a cruzar la salida.
Primeros kilómetros intentando coger ritmo y no caerse, mucha gente y no se podía correr bien, pero intentaba llevar a Eva lo mejor posible, el ritmo medio debía ser de 4’22”, si bien el Garmin solo era un referencia, pues el aparato siempre falla y da metros de más, y sobre todo en un maratón.
Poco antes del  primer punto de referencia que era el km 5, contactamos con Cesar Sanz, un amigo corredor del circuito perteneciente a fondistas de Miguelturra y de mi misma categoría, dice que se queda con nosotros e intentaría aguantar lo máximo posible para dar un gran bocado a su marca, mientras cruzamos dicho punto kilométrico 6 segundos mejor de lo establecido.
Las piernas me iban muy sueltas, me veía cómodo y a veces aumentaba el ritmo objetivo sin darme cuenta, pero seguíamos con parciales clavados, de echo el siguiente punto de referencia el km 10 el paso fue 8 segundos más rápido de lo marcado, la cosa iba bien y tanto Eva como Cesar iban cómodos.
La temperatura era ideal y el recorrido muy llano y rápido, mucha animación por lo que todo era favorable, en el kilómetro 15 nos cruzamos con Idoia, la hermana de Eva, y el tiempo es prácticamente el previsto solamente 2 segundos por delante, y Eva seguía bien, César por su parte también iba muy bien, yo intentaba mantener el ritmo exacto pues Eva se quejaba cuando aumentaba algo la velocidad.
La media maratón la pasamos con un tiempo real de 1h32´32”, solamente 2’ por detrás del objetivo, así pues estábamos en tiempo, las espadas en todo lo alto y por las grandes avenidas se corrían fenomenal.
En el kilómetro 23 vemos a mi familia, Jorge me da isotónica y Virginia nos inmortaliza y los ánimos vienen de perlas, como siempre, si bien durante prácticamente todo el recorrido la animación del público era espectacular.
Kilómetro 25, siguiente punto de referencia y aquí vamos ya unos 7 segundos por detrás, yo intento recuperarlos pero Eva me dice que lleva dolor estomacal, algo que no es la primera vez que le pasa, por lo que había que intentar animarla y esperar que aguantase hasta el final.
Llegamos al centro, y el km 29 se nos va mucho de tiempo, Eva lleva mala cara, apenas habla, dice que las molestias no se van, y poco más adelante se para al servicio, perdemos casi un minuto nada más, pero eso es difícil de recuperar, aunque ahora se encontraba algo mejor, yo intento seguir con el ritmo anterior pero Eva no puede seguirme, aunque tira de clase y no se hunde, el kilómetro 30 ya perdíamos 1’16”.
Eva no iba ya bien, los problemas estomacales la habían mermado y psicológicamente también, pero esta mujer tiene mucha clase, tesón y se esforzaba por no echar al traste la gran maratón que estaba realizando, de echo volvimos a coger a César que también estaba pasando un mal momento, y a muchos, muchísimos corredores más, el paso por el km 35 fue ya casi 2’ más lento que su actual record, por lo que se trataba de disfrutar lo máximo posible, pues el objetivo inicial estaba descartado, y mientras yo iba muy cómodo y disfrutando de un gran maratón, si bien algo cargado,  Eva seguía luchando contra la distancia con gran esfuerzo, digno de admiración.
Del kilómetro 38 al final la animación era espectacular, mucha gente animando, había que ir por un pasillo estrecho pero seguíamos adelantando y adelantando corredores a pesar de haber disminuido el ritmo, sin duda espectacular.
La llegada, que decir de la llegada, es impresionante, brazos en alto y cogidos de la mano cruzamos la raya final, el tiempo 3:07:23, al final 2’13” peor que su actual record, Eva algo decepcionada, aunque luego se dio cuenta de la gran marca que hizo a sus 58 años, además vencedora de su categoría, César llegó algo más rezagado pero poco, batiendo también su marca, sin duda otra gran alegría.
Luego tras el avituallamiento final y recoger la medalla una duchita y como nuevos, Narciso había llegado en 3:37:20, había disfrutado del maratón por lo que el objetivo fue conseguido una vez más.
Por la tarde y tras la paella de rigor una vueltecita por el puerto y la playa para finalizar un gran fin de semana, con grandes momentos y gran compañía sin duda un viaje para recordar.
Ahora toca recuperarse y tras correr por segundo año consecutivo 4 maratones, decir que cierro un gran año, quedando un mes con algunas pruebas que según pida el cuerpo disputaremos a mayor o menor intensidad, sin duda una satisfacción personal que me hace seguir disfrutando de este deporte, dejando en segundo plano otras circunstancias.


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