sábado, 25 de abril de 2020

¿ES TAN DIFICIL BAJAR DE LAS TRES HORAS EN MARATON?


Por Alfredo Varona -

El mito existe en el maratón. Y es un mito muy bonito. A veces, uno hasta se encuentra con una pistola en el pecho. Pero eso es lo que nos recuerda la grandeza de este desafío
El entrenador Juan del Campo siempre recuerda a ese amigo suyo que no bajó de las 3 horas “por pararse a dar un beso a la novia en el último kilómetro”. Pero no es ninguna novedad. En todos los maratones del mundo las tres horas siempre se cobran algún disgusto. Fortalecen un mito que merece la pena. Una literatura impaciente que tiene algo de verdad y de obsesión. Por eso a veces es tan difícil encontrar el término medio. La gente te puede contar cómo lo consiguió pero no cómo lo vas a conseguir tú. Hay quienes derriban rápido las tres horas y hay quienes necesitarían una vida más para lograrlo. Por eso es una propuesta interesante y realista que, fríamente, exige un ritmo de 4’15” durante 42,195 kilómetros lo que, sin embargo, no consigue equivocarnos: correr un kilómetro a 4’15” es fácil pero correr durante 42 a 4’15” ya no es tan fácil. Un pulso a veces asombroso con uno mismo en el que yo siempre me acordaba de aquella frase que leí a Arturo Pérez Reverte en ‘El asedio’ y que hoy me parece suficiente: “A todos nos motivan los juegos. Los desafíos”. 
 A veces, la virtud también está en la decepción. Hasta te permite explicar que los mejores son los que no se cansan de intentarlo como aquel empleado de El Corte Inglés que en su primera vez se quedó a 20 segundos de lograrlo y nunca más volvió a acercarse. Todavía hoy, ya jubilado de los maratones, lo sigue contando, sin encontrar explicación fiel a esa estafa del destino. Pero así son las tres horas. Nos demuestran hasta qué punto son importantes las cosas que no valen dinero. No hay más que recordar el año en el que lo logró un banquero tan prestigioso como Raúl Baltar. Al día siguiente ya lo sabía todo el mundo. Había colocado la fotografía de la hazaña en la portada de su perfil de Twitter. Pero eso es lo que diferencia a las tres horas. Si fuese fácil no lo hubiese hecho. Es más, si fuese fácil, tendríamos un problema: el maratón perdería a uno de sus encantos. Sería como volver a ver ‘Casablanca’ y no encontrar a el Café de Ricks por parte alguna: imposible. 

Parece mentira la diferencia que hay entre un segundo, de 2:59’59” a 3:00’00”

Las tres horas representan un ejercicio de orgullo. Un desafío de calidad. Un océano bello pero peligroso en el que en el momento más inesperado uno se puede encontrar con una pistola en el pecho. Pero entonces volvemos a recordar que esa es parte de su psicología y de su maravillosa oferta. De lo contrario, nos tendríamos que ir con la música a otra parte. No hablaríamos con este interés de las tres horas. No sería necesario explicar que hay pocos ciudadanos para los que este objetivo resulte fácil. No valdría la pena siquiera acordarse de un atleta de la categoría de Colomán Trabado. Aquel hombre que en la década los ochenta fue más de veinte veces campeón de España de 800 metros y que, en el primer maratón que intentó en Calviá, se dio cuenta de que las tres horas son palabras mayores. Pasó la media en 1 hora y 10 minutos y ni siquiera eso fue una garantía en la segunda parte. De ahí salió con la idea de que para lograrlo no es suficiente con mostrar el currículum. “Hay que prepararse física y psíquicamente de forma muy concienzuda”. 

Las tres horas retratan la esencia del maratón, de sus días y de sus noches.

Así que yo, siempre que lo dudaba, me acordaba de él como podría acordarme ahora de los años que le costó a Luis Enrique, el antiguo entrenador del Barcelona, con esas piernas suyas que parecen hechas para correr. Entonces uno entiende con más velocidad si cabe que el mito de las tres horas es necesario y casi imprescindible. A costa suya, se podrían escribir vida y milagros del maratón y en el camino siempre encontraremos historias más exageradas que la nuestra. Lágrimas de rabia o de emoción debajo de la pancarta de meta que le recuerdan a uno que, entre todas las emociones que conocemos, esta es una de las más vulnerables que existen. Incluso, hasta parece mentira la diferencia que hay entre un segundo, de 2:59’59” a 3:00’00” lo que nos vuelve a recordar que la literatura lleva razón: un segundo no siempre es una anécdota. Es más, en un segundo pueden ocurrir miles de cosas.
 Quizá por eso uno es tan prudente al escribir de las tres horas. Me gusta respetarlas y ni se me ocurre pensar que esto forme parte de una campaña de publicidad. Al contrario. Las tres horas retratan la esencia del maratón, de sus días y de sus noches. Por eso reconozco que, en su momento, yo mismo podía emocionarme pensando en ellas. Sobre todo, la primera vez. Todavía hoy me acuerdo de la letra de esa canción de Fito Páez: “Nunca nada se repite como la primera vez”. Tampoco me importaría que ahora me diesen las doce de la noche escribiendo de las tres horas. Pero entonces siento que sería inútil porque nunca  llegaríamos a la conclusión perfecta como me explicó el doctor Hernán Silván aquella vez en la que le pregunté si el hecho de realizar 1 hora 21 minutos en media te inmunizaba frente a las tres horas. “No”, rebatió. “A partir del kilómetro 35, la fisiología humana cambia radicalmente  Por eso un error extrapolar las marcas de 10 y de 21 kilómetros al maratón. No tiene relación“.
 Desde entonces, entiendo que no hay ninguna regla obvia. He conocido entrenadores que, antes de hablar de cifras, te hacen una pregunta de cara a una prueba tan larga: “¿Es tu forma de correr lo suficientemente económica?” Pero, precisamente, esa pregunta forma parte de la batalla, de nuestro propio examen de conciencia frente a la incertidumbre en la que Rodrigo Gavela, como entrenador, nunca se cansaba de pedir paciencia: “Al final”, decía, “siempre se encuentra el camino”. Y entonces defendía que no tiene por qué ser en seis meses. También puede ser en seis años. “Si un plan de entrenamiento es bueno, será más duro cada año”. Mientras tanto, no pasa nada por hacer las cosas sin prisa.  Los kilómetros no siempre llevan razón. Ni siquiera los que superan los 100 a la semana para reducir las distancias, “porque el hecho de entrenar más no significa que entrenes mejor”. Es más, por lo que yo recuerdo, Gavela siempre te devolvía esa pregunta: “Lo primero que yo le preguntaría a un atleta que llegue a los 100 kilómetros para cumplir el objetivo de las tres horas sería: ‘¿eres capaz de aguantarlos?’ Si me dice que sí, le contestaría ‘vale, bien, hazlos, pero a mí personalmente me parecen demasiados para un atleta aficionado'”. Pero en un mundo tan grande tiene que haber de todo. Hasta los que se les ocurre dar un beso a la novia en el último kilómetro como nos contaba Juan del Campo.

jueves, 23 de abril de 2020

¿CUANDO VOLVEREMOS A PONERNOS UN DORSAL?


Hola amigos, hoy después de algún tiempo, me vuelvo a poner manos al teclado, no porque no haya tenido tiempo, sino porque hay poco que contar, deportivamente hablando, esperando que todos lo que leéis el blog asiduamente estéis perfectamente, también espero que lo estén los que no lo leen, jaja, llevando esta situación lo mejor posible, haciendo deporte dentro de nuestras posibilidades, espacio, medios, tiempo…, en fin soportando el confinamiento de la mejor manera posible.
Yo personalmente, cuento con medios para quitarme el gusanillo, aunque todo lo que no sea correr libremente…, no he parado y hago deporte variado casi todos los días, bici de rodillo, elíptica, core, ejercicios de fuerza, escaleras, gomas…, vamos para matar el gusanillo y mantener medianamente la forma, y no ganar muchos kilos.
Creo que pronto volveremos a dar zancadas por los caminos, calles, parques e incluso la pista, respetando las normas que nos impongan, pero lo que no creo es que vallamos a ponernos pronto un dorsal, y especialmente en las masivas carreras, no sé que opinareis vosotros pero si se oyen informaciones, sean “bulos” o no, que habrá muchas actividades económicas que tendrán que esperar, no creo que una actividad de ocio como celebrar carreras masivas se organicen en corto o medio plazo, por lo que cuando volvamos a recorrer nuestros caminos preferidos el objetivo no será ponerse en forma para un objetivo determinado, el objetivo será disfrutar al máximo de algo que parecía una rutina insignificante y que ahora ha cambiado su cariz.
Se han aplazado muchos maratones y carreras esta primavera, desplazándolas para otoño, y sin embargo uno de los maratones más mediáticos del mundo, un Majors, el maratón de Berlín, tendrá que ser cancelado, por lo que me da la espina que esos aplazamientos que se han hecho en primavera al final también serán cancelados, ojalá y los expertos den vía libre pero sinceramente no lo creo, además seguro que habrá muchos cambios en nuestra habitual rutina a la hora de competir multitudinariamente, más factible serán algunas competiciones en pista, quizás con las precauciones adecuadas estas si se puedan celebrar, pero carreras populares en ruta y además masivas será harto complicado.
Este es el panorama actual, cambiante por días, pero no aclarador, el futuro de nuestras competiciones seguro quedará pospuesto en el mejor de los casos a finales de año, por supuesto priorizando nuestras salud y la del resto, por lo que habrá que tomárselo de la mejor manera, disfrutar de cada zancada, para cuando nos den la señal y cambiar nuestras prioridades y objetivos.
ANIMO Y FUERZA, YA QUEDA MENOS!!!

miércoles, 1 de abril de 2020

EL DICHOSO CORONAVIRUS NOS HACE RECONDUCIR LA TEMPORADA ATLETICA, PORQUE EN BREVE VENCEREMOS ESTA CARRERA. (#QuedateEnCasa).


Este año era prácticamente mi último en categoría M45, mis objetivos principales estaban claros, competir los campeonatos de España Master de media maratón, maratón y por primera vez los 50kms en ruta, todo ello en la primera parte de la temporada, pero todo esto se ha truncado, el dichoso COVID19 ha parado todas las competiciones, ha parado todo el país y obviamente va a modificar el calendario, pues esperamos salir indemnes de esta situación, esperemos que esta pesadilla termine cuanto antes, aunque soy consciente de que traerá cola.
Soy afortunado, pues hasta el momento, aunque recluidos en casa, estamos todos sanos, y eso ya es una fortuna, intento mantenerme un poco la forma, tengo algunos medios que me sirven para ello, y aunque soy fondista y lo que me gustaría es dar zancadas por el campo y hacer series en la pista, hay que quedarse en casa, es una lucha de todos, no podemos saltarnos las normas.
Con un objetivo conseguido, MMP en media maratón en el campeonato de España de la modalidad,  en el mes de enero, con una gran marca en el maratón de Sevilla, en el mes de febrero, y otro buen registro en la prueba homologada de 10K de Ciudad Real, aparte de completar el maratón de Almagro, y la media maratón de Valdepeñas en modo preparación, el año iba viento en popa, estábamos en el buen camino, y el objetivo era hacer un buen papel en el maratón de Zaragoza, a mediados de abril, en ese campeonato de España que se aplazó y que ahora se celebrará el 8 de noviembre, no sé si lo intentaré, me gustaría pero ya lo decidiremos, lo que es cierto que ciertamente ha sido un palo deportivo que por supuesto superaremos, igual que superaremos este maligno coronavirus.
Posteriormente y ya a mediados de junio teníamos el otro objetivo, el campeonato de España absoluto y máster de 50kms en ruta, de nuevo en la ciudad y circuito que tantos buenos recuerdos me trae, Santander, que se celebraría por primera vez como tal, dicha distancia, y que teóricamente culminaría la primera parte de la temporada, y tampoco podrá ser, pues la RFEA, con acierto, tiene en suspenso todas estas competiciones.
Por supuesto y como dije al principio el objetivo es superar y con las mínimas bajas posibles, a nivel colectivo, esta pandemia,  y luego recuperarse de todo esto, volver a empezar a entrenar y disfrutar corriendo, los objetivos?...., esos vendrán solos.

Ánimos a todos y por supuesto #QuedateEnCasa.