Aunque algunas veces las circunstancias pueden influir, en
esta vida es muy importante saber nuestros límites en cada momento, y al igual
que en la vida, en el deporte suele suceder algo parecido, pero ya digo, algunas veces
los “planes” fallan, y la mayoría de las veces es porque hemos calculado mal,
por eso la importancia de saber tus posibilidades en cada momento, aunque esto sea
complicado.
El domingo 22 de octubre, estaba marcado en rojo en mi
calendario, una vez más nos pondríamos en la línea de salida del Quijote
Maratón, sería la 9ª en la capital, por lo que ya sabíamos lo que nos podíamos
encontrar, si bien, es el segundo año del nuevo trazado, donde la organización
intenta darle mayor auge y difusión, pero este maratón, si no ha subido cuando
el boom de las carreras estaba en todo su apogeo..., difícil lo tiene ahora,
aunque a los que nos agrada y lo apoyamos, nos gustaría que al menos se
mantuviese en esta línea, y se siguiese celebrando por muchos años más.
Llegábamos a la cita con una preparación específica muy escueta,
además de con ciertas dudas por los problemas en las rodillas, y con entrenos
con no muy buenas sensaciones, pero con la confianza de poder finalizar nuestro
35ª maratón, pues las dos últimas semanas las sensaciones ya iban siendo otras.
El sábado, como ya suele ser habitual, nos desplazamos a
Ciudad Real, donde junto a mi hijo Jorge, que también participó en la 10K,
recogíamos el dorsal, disfrutando del ambiente previo a un maratón, algo que
también va en mi ritual pre maratón, o en su caso, de cualquier competición
importante.
Ya el domingo madrugamos para desayunar, y pasadas las 7 de
la mañana, nos pusimos en camino a Ciudad Real, con nuestro amigo y compañero
Manuel, que de nuevo este año, lo tendría como liebre de lujo, Jorge esperaba
en la capital.
Una vez allí y tras charlar con algunos amigos y compañeros,
hicimos un calentamiento pequeño de unos 2kms, y nos pusimos en la línea de
salida, curiosamente en la parte delantera, que estaba muy poco concurrida, a
pesar de los cerca de 1.000 participantes entre las tres distancias.
Pasadas la 9 se dio la salida a los participantes de silla
de ruedas, y poco después al resto, pero para sorpresa poco antes de salir del
parque nos paran, pues, aunque el juez dio la salida, la policía local aún no
había dado el ok, por lo que tuvimos que volver hacia atrás y repetir la
operación, en lo que fue una segunda salida ya sin incidentes, intentando coger
el ritmo en los primeros metros.
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Ya en carrera y tras los primeros kilómetros, vamos cogiendo
sensaciones, no siendo muy buenas, algo normal en mí en un maratón, suelo coger
esas sensaciones tras varios kilómetros, como así fue, aunque no del todo
buenas, Manuel iba marcando el ritmo, y aunque él estaba inscrito a la media
maratón, quiso hacerme de liebre, al ritmo que yo le iba diciendo, con nosotros
venia Ruper, un debutante en la distancia, un juvenil con 56 años, como él dice, del Club Saturno de Daimiel, al cual le
dijimos que se aferra a nosotros, pues el objetivo estaba entorno a las 3
horas, o más bien por encima, pues como dije al principio, sabía mis
limitaciones y el objetivo era estar entorno a los 180’, más bien por arriba, y en el mejor de los
casos, los últimos kilómetros decidirían.
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Todo marchaba bien, la temperatura era ideal, algo de aire,
pero poco y la grupeta iba a ritmo, en torno a 4’15”, de echo el primer 10k lo
marcamos en 42’32”, justo a ese ritmo, en el km 13 me esperaba Ángela con
avituallamiento, también Dito y Pepa, que se desplazaron para animarnos, y
volvemos a verlos en el km 19 con otro avituallamiento, con las fuerzas
intactas, concentrado en el ritmo que marcaba Manuel, aunque el grupo se iba
haciendo más pequeño, si bien Ruper seguía con nosotros.
Llegamos a la media maratón y Manuel se desvía para pasar
por meta, nosotros cruzamos esa distancia de media maratón con un tiempo inmaculado de
1h29’59”, seguimos a ritmo de sub 3, y aunque ese no era el objetivo
primordial, siempre es una barrera psicológica en el maratón.
En el km 23 Manuel se vuelve a unir, pues quiso acompañarnos
algunos kilómetros más, concretamente hasta el km 28, mientras seguíamos con el
mismo ritmo, si bien, el estomago empezaba a darme problemas, por lo que el
avituallamiento que Jorge, una vez terminada su 10K me ofrecía en el km 27 no
lo cogí, solamente bebía sorbos de agua, pues no quería echarle más a mi
maltrecho estómago.
Manuel nos deja, poco más tarde, en el km 28, con el ritmo
clavado en 4’15”, yo le digo que voy con mis problemas estomacales y que quizás
deba parar a evacuar, pero que aguantaría al máximo como así fue, pues ya en el
km 32 las molestias empiezan a remitir, ahora son las rodillas lo que más se
quejan, pero es un dolor conocido y sé que lo puedo soportar, ya solo quedamos
Ruper y yo, y seguimos con el mismo ritmo, a sabiendas que queda lo peor.
Poco después del 33 de nuevo Ángela, Jorge, Dito y Pepa nos
esperan, aunque sigo sin coger avituallamiento, aunque voy mejor el estómago va
cerrado, y con algo de agua debo aguantar hasta el final.
Los kilómetros finales son los más duros, de este desolado
circuito, además con las subidas finales, pero a la vez es cuando la fuerza
mental debe hacerse fuerte y físicamente dar todo lo que queda, no hay que
reservar nada, hay que sufrir, disfrutar sufriendo, pues eso es la esencia del
maratón.
Ruper se ha quedado un poco, y aunque le doy ánimos, yo sigo para delante, pues veo
factible volver a bajar de las 3 horas, por lo que decido darlo todo, luchar
ahora yo solo contra el crono para conseguir algo que parecía imposible hace
dos semanas y muy difícil en la salida, pero había que intentarlo y siempre
estuvimos con opciones.
Ya en la recta final veo a Manuel con la bandera del club,
veo a Ángela, Fernando, Pepa, dando ánimos, una vez más estaba disfrutando,
volvía a vencer la distancia, emocionado entro a meta, Jorge me espera, un
abrazo y sigo muy emocionado, posteriormente Ángela, Manolo, Dito, Pepa, José
Antonio…, también los compañeros que acababan de llegar, el bueno de Ruper que
lo hacía segundos después, sin duda la lluvia final no deslució la llegada, y
una vez más me emociono como el primer maratón, señal de que sigue el idilio y mi fascinación por esta distancia.
Al final 2h59’40”, siendo más rápido la segunda media
maratón que la primera, a pesar de los problemas estomacales, consiguiendo, y van 21 veces, bajar de los 180 minutos y logrando cruzar la meta y completar el maratón número
35, 9º en Ciudad Real, a la vez consigo ser el 17º clasificado de la general y
1º Máster 50 en el campeonato de Castilla-La Mancha, consiguiendo, así medallas
regionales en todas las categorías máster en, M35-M40-M45 y ahora M50, hasta el momento en esta distancia, reto conseguido, esperando aumentar esta racha en
muchas categoría más y muchos más años.
En conclusión, objetivo conseguido con creces, tras una
preparación muy poco convencional, escasa en kilómetros, aunque los fondos en bicicleta me han ayudado, incluso un preparación nada buena en
sensaciones, pero que logré disfrutar y saborear sufriendo el día D, eso
sí, quiero volver agradecer a Manuel su ayuda,
a Ángela, a Jorge, también a Fernando y Pepa que fueron animarme, y por
supuesto, también,
a los que lo hicieron
en la distancia, sus ánimos también ayudaron, ahora a recuperarse y buscar
próximos objetivos, que sin duda ya van estando en mente.