Luces fuera, comienza el espectáculo. Actores, músicos y artistas
se desean suerte con la expresión “mucha mierda”. Se piensa que “desear suerte”
puede tener el efecto contrario. En los siglos XVI y XVII, época dorada del
teatro, los ricos acudían a los espectáculos en caballo. Y es por eso que
cuanta más mierda había en la puerta, más éxito tenía la obra y más monedas se
recaudaban.
Los corredores preferimos desearnos justicia.
Tantas semanas de entrenamiento no pueden verse expuestas al azar de la suerte,
merecen justicia. Si has entrenado duro tienes muchas posibilidades de que todo
salga bien, no hay deporte que devuelva tanto lo invertido como éste. El
domingo se celebrará la Rock n Roll Madrid Maratón,
yo estaré allí. Cada uno de los corredores que se presenten en línea de salida
tendrá su propia historia, yo tengo la mía. Historias de esfuerzo, de
madrugones, de trabajo, de obsesión. A todos ellos les deseo justicia, el que
ha entrenado bien no tiene por qué temer.
A pesar de tener alguna experiencia corriendo maratones, no llego
más tranquilo a la línea de salida. Los nervios los provocan lo desconocido y
la responsabilidad. Cuando llevas unas cuantas maratones ya casi no hay miedo a
lo desconocido, a lo que se siente después del kilómetro 30, pero continúa
existiendo el miedo que da la responsabilidad, esa presión interna que nos
ponemos cuando queremos “ir a por marca” o simplemente estar entre esta o
aquella horquilla de tiempos.
Es inevitable sentirnos nerviosos ante
experiencias poco comunes como es correr una maratón. No corremos una cada fin
de semana. Pero hay una ventaja en ponerse nervioso, saca lo mejor que tenemos
en nuestro interior. Los nervios ayudan a triunfar,
nos ponen alerta. Piensa que los grandes también tienen
nervios. A Pavarotti le preguntaron una vez si se sentía nervioso al salir a
escena. Su respuesta fue “como la primera vez”. No conozco ninguna técnica para
no ponerse nervioso antes de una maratón, lo siento, no puedo ayudar.
Los países anglosajones utilizan la expresión “break a leg” (rómpete una pierna) para desear
suerte antes de salir al escenario. Por razones obvias no le voy a desear que
se rompa una pierna a ningún corredor, pero sí justicia. Mi singladura ha
terminado, creo haber hecho las cosas bien. Será mi novena maratón y siento los
nervios de la primera vez. Mucha justicia para todos en Madrid, maratonianos.
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