Esta cuestión la tengo muy clara en mí caso, si no fuese el
dicho de “sobre gustos, colores”, pues hay gente que piensa lo contrario que
yo, incluso he tenido alguna conversación sobre este tema, donde chocaban las
dos posiciones y que me ha dado la idea para escribir esta entrada y así
vosotros también poder opinar y tener vuestro punto de vista.
Cuando hace ya algunos años retomé esto que hasta hoy me
tiene enganchado, las carreras populares de fondo, comencé con la intención de
dejar de fumar, como en otras ocasiones, el salir a correr me ayudaría. Poco a
poco empecé haciendo kilómetros, cada vez más, hasta conseguir superar los 10
kilómetros sin pararme y por supuesto cada vez aumentaba más el ritmo.
Yo soy un enamorado de los datos estadísticos, (tiempo,
kilómetros, medias de ritmo, medias de ritmo cardiaco…), y desde prácticamente
el principio de mi vuelta debía saber mi ritmo, mi tiempo, los kilómetros,
entonces no disponía como ahora del Garmin y lo hacía con un recorrido
previamente medido.
Con esta previa contada, me meto en faena, pues al año y
pico de ese comienzo disputé y disfruté de mi primera maratón, que sería en
Sevilla, los entrenamientos los hice prácticamente todos en solitario, menos
alguna vez que otra que me acompañaba alguien. El objetivo no era otro que
finalizar dicho maratón, pero gracias a la compañía de mi amigo Manuel, no solo
lo finalizaría, sino que conseguiría el gran objetivo de bajar de las 3 horas,
y desde entonces me di cuenta de la importancia de ir acompañado, sin duda, sin
esa compañía no hubiese logrado ese gran objetivo y seguro que no hubiese
disfrutado tanto.
Hay muchos ejemplos como el mío, no solo para finalizar una
competición en un tiempo marcado, sino para ganar carreras, para hacer mínimas,
etc., las liebres, que así se llaman en España, hacen una labor importantísima
para la consecución de objetivos. Ahora bien, como me decía mi colega, hay que
tener piernas para seguir a dicha liebre, esto no es ciclismo que puedes ir a
rebufo y reservarte hasta un 37% de la energía.
Es cierto que cuando uno no puede y no le van las piernas ni
el corazón la “ayuda” es casi inútil, pero cuando estas en el límite, los
ánimos y el saber dirigirte el ritmo de una liebre es fundamental.
No hablemos de entrenamientos, rodajes, series, cuestas…, es
mucho más ameno ir con compañía, parece que se pasa el tiempo y los kilómetros
mucho más rápido. Si es verdad que en contrapartida no puedes disfrutar de lo
que a mi amigo le gusta, el correr en soledad, sentir el cuerpo, escuchar cada
zancada, la naturaleza, alejarte de tus problemas o pensar en ellos para darle
solución, no ceñirte a un horario de quedada con alguien etc., en carrera nadie
va a forzar tu ritmo y no serás esclavo de un ritmo que te imponga ese
compañero o liebre, sino el que por sensaciones a ti te apetezca ese día…,
vamos que todo esto, bien puede ser el otro plato de la balanza.
Mi opinión como he dicho al principio la tengo clara, como
creo que la grandísima mayoría de los corredores, aunque he de reconocer que
hay días que apetece mucho salir solo y desconectar en soledad, pero siempre de
que tengo oportunidad, y aunque sea un deporte individual, se practica mucho
mejor acompañado.
¿Y vosotros que
opináis?
Yo opino qe acompañado siempre o en grupo . Un saludo Joaquin eres un crak!!
ResponderEliminarYo soy de la opinion de ir solo, aunque de vez en cuando salgas acompañado pero no más de una vez por semana.
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