Es otra de mis aficiones, y sin duda es una de las especies
que más me gusta cazar, por su velocidad, sus quites y su inteligencia, incluso
como se camuflan a la hora de dormir, la liebre es un animal cinegético que
goza de toda mi admiración. Pero hoy aunque el título de esta entrada hace
referencia a la liebre, no me quiero referir a este animal veloz y audaz, hoy
la entrada va referida a la liebre, pero no este roedor, sino a la labor tan
importante de los atletas que marcan el ritmo en parte o en la totalidad de una
carrera para conseguir un determinado objetivo o marca.
Cualquier aficionado al atletismo sabe de la importancia de
los marcadores de ritmo, llamados comúnmente “liebres”, para las carreras de
medio fondo y fondo, ya sean en ruta o en pista, todos sabemos que gracias a
esta labor se han conseguido varios records del mundo, siendo su labor
totalmente legal en mi punto de vista,
pues hay opiniones de todas, pero la IAAF no dice nada en su contra y
las permite.
Está claro que en el atletismo profesional es algo que a
veces está bien pagado por los organizadores de algún mitin, carrera o maratón
y por ello son las encargadas de imponer ritmos marcados por dicha organización
para conseguir una marca o record, pero hoy no voy hablar del atletismo profesional,
pues sería muy extenso, hoy quiero hacer mención a la importancia también en el
atletismo popular, pues aquí también proliferan esta figura, aunque obviamente
el objetivo sea menos ambicioso.
La primera carrera, el primer 10K, la primera media maratón, la primera maratón, el asalto a una marca personal, cumplir un objetivo…, son circunstancias que llevan a que un compañero de club, un amigo, nuestra pareja, el portador del globo de una competición, o simplemente compañero circunstancial de carrera son personas que pueden hacernos de liebre en cualquier competición y que nos ayuden muy mucho a conseguir nuestro objetivo o marca, pues su experiencia, su calidad, sus ánimos, su ayuda, etc., son actos importantísimos en la consecución de nuestro objetivo.
La primera carrera, el primer 10K, la primera media maratón, la primera maratón, el asalto a una marca personal, cumplir un objetivo…, son circunstancias que llevan a que un compañero de club, un amigo, nuestra pareja, el portador del globo de una competición, o simplemente compañero circunstancial de carrera son personas que pueden hacernos de liebre en cualquier competición y que nos ayuden muy mucho a conseguir nuestro objetivo o marca, pues su experiencia, su calidad, sus ánimos, su ayuda, etc., son actos importantísimos en la consecución de nuestro objetivo.
Sin duda esta entrada me viene al hilo, pues quería hacer un
pequeño homenaje o agradecimiento a las “liebres” que durante mis retos u
objetivos importantes me han ayudado
mucho a conseguir mi marca, empezando con Manuel Jiménez, pues fue el que me llevó
en volandas en mi primera maratón, allá por el 2010 en Sevilla, donde sin duda
fue artífice de que en mi debut bajara de los 180 minutos acompañándome todo el
maratón, pero no solo queda ahí la cosa, pues Manuel me ha ayudado en otras
maratones importantes, siempre marcándome el ritmo, aunque fuese en bicicleta o
en la última parte del recorrido sin olvidar por supuesto a los entrenamientos
duros y tiradas largas que también me acompañó.
Mi otra liebre de lujo, ha sido en también algunas maratones
importantes, el maravilloso Pedro Román Romero, un atleta que bien podría estar
entre los mejores, pues calidad tiene de sobra, de echo también es pieza clave
en los entrenamientos de nuestro élite Ismael Quiñones, por lo que también mi
agradecimiento hacia Pedro, de hecho, él también tiene parte de culpa en el
último objetivo conseguido en C. Real, incluso también he disfrutado con él
muchos rodajes, y en otras maratones.
Así pues y como conclusión creo que la importancia de las
liebres es importantísima, tanto para atletas élite como para atletas
populares, su ayuda incluso psicológica, es parte de esta figura tan importante
en el atletismo y casi siempre poco agradecida y muchas personas que desconocen
su labor tan importante, tanto a la hora de batir un record del mundo como la
de finalizar cualquier carrera popular.
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