Tras el parón veraniego, en parte obligado, en parte programado, volvimos a ponernos un dorsal, quizás muy precipitados, pero corríamos en casa y mientras pueda y me apetezca correré en mi pueblo, por lo que a pesar de ello disfrutamos de los muchos ánimos de mis paisanos por las calles de la localidad, amén de volver a saludar a los muchos compañeros y amigos del circuito que llevaba tiempo sin ver, un día de reencuentro y de disfrutar.
Membrilla y sus vecinos siguen volcándose con las actividades que se organizan, y en este caso la 10K no podía ser menos, a pesar de algunas vicisitudes que no empañaron las ganas de disfrutar de lo que nos gusta, que en realidad es de lo que se trata y como así fue, acompañado de nuestro buen grupo y de ese gran ambiente.
Más de 4 meses después nos pusimos el dorsal, tras un verano muy tranquilo a nivel deportivo, aunque sin parar, pues la bicicleta ha sido el complemento ideal y principal de esta calurosa parte de la temporada, que nos ha venido de “perlas” para recuperar en gran parte la lesión y también algo de motivación pérdida.
Poco más que contar, pues al igual que el año pasado decidí correr esta carrera acompañando a mi acompañante de vida y mi hija, este año, a pesar de no venir Virginia, volví a disfrutar de la mejor compañía posible en esta ocasión, y completamos las 2 vueltas al circuito a ritmo que Ángela se sentía cómoda, llegando a meta con buenas sensaciones y con la impresión de haber disfrutado de principio a fin, además de conseguir Ángela subir al podio como 3ª local veterana.
Tras la carrera, teníamos la comida anual con los compañeros de club y amigos, donde pasamos un gran rato que completó la excelente jornada dominical.
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