Esta entrada que subo
al blog no es que me ha salido por casualidad,
pues este verano, por culpa de mi lesión, que aún sigue dando
coletazos, he recorrido algunos
kilómetros sobre mi bicicleta de carretera, y aunque solía elegir carreteras
con poco tráfico he vivido en mis carnes el poco respeto que algunos
conductores muestran por los ciclistas, conductores que son personas, al igual
que los ciclistas, que tiene una vida, al igual que los ciclistas, que pagan
unos impuestos, al igual que los ciclistas, que tiene familia, al igual que los
ciclistas…, y así podía seguir, pues somos lo mismo, esto añadido a las últimas noticias que cada
vez van en aumento, el atropello a los ciclistas, me ha hecho reflexionar y
escribir este caso que bien podía ser real, y poner algunas imágenes, videos o
enlaces con normas de la DGT y aunque sé que algunos seguirán pensando que por
ir en un coche son superiores, sé que siempre habrá personas que tomen
conciencia del peligro de no respetar la distancia de seguridad entre ciclista
y automóvil.
La velocidad no era excesiva, eso sí, superaba algo el nuevo
límite que se ha implantado en las carreteras de segundo nivel, la música
sonaba con volumen bajo en mi dial favorito y la temperatura del aire
acondicionado era la ideal, mi mujer me había mandado un mensaje vía WhatsApp
al móvil, los niños no estaban aún preparados e iba sobrado de tiempo, llegaría
en 25 minutos e iríamos a pasar el resto del día a la piscina de mi hermano
Andrés.
Anoche me fui a dormir un poco tarde, pero es que las noches de verano tienen esto, mis compañeros de bicicleta apretaban en cada
relevo, los kilómetros iban haciendo mella, pero a pesar de la dureza en
algunos tramos, iba disfrutando del paso de los kilómetros junto con mis
compañeros, mis amigos, hoy sería una salida con más kilómetros, pero llegaría
a tiempo a la comida familiar que me esperaba, mis hijas, mi mujer, mi
familia…, sería un día especial para celebrar el cumpleaños de mi querida
suegra.
La mañana ya iba denotando calor y los termómetros subirían
de lo lindo en este domingo de verano, pero ninguno de nuestros dos
protagonistas suponían que el desenlace sería frío, muy frío, por dos motivos diferentes ninguno cumpliría
con su plan inicial, el primero por una falta de dignidad y respeto, que aunque
era padre de familia de dos pequeños niños no tenía ese respeto y dignidad por
la vida que cualquiera que sea una persona debería tener e inculcar a sus
descendientes y el otro era culpable,
culpable de salir con su compañeros a disfrutar de una afición, que cada vez le
parecía más deporte de riesgo, pero era lo que le gustaba y lo que le daba unos
valores de compañerismo, respeto, esfuerzo…,
entre otros, que enseñaría a sus
dos princesitas como valores primordiales de la vida y las personas.
Cuatro ciclistas estaban tumbados en el arcén y cuneta de la
carretera que normalmente les veía pasar cada domingo, las bicicletas estaban
desperdigadas por la carretera y en el rastrojo, junto con algunos objetos
personales, tres de ellos no paraban de quejarse, y otro no hablaba, no se
movía, el charco de sangre al lado de su cabeza iba en aumento, y un teléfono
móvil que estaba a su lado sonaba con una imagen de dos pequeñas rubias gemelas
con ojos llenos de vida, un coche de alta gama había frenado un poco más
delante pero tras unos segundos parado reanudó la marcha a gran velocidad.
Ahora la velocidad si era excesiva rebasando holgadamente el
límite, el aire acondicionado seguía a la misma temperatura pero el sudor frio
era inevitable, el pitido del teléfono delataba otro mensaje, este no lo abrió,
no se atrevió, como se lo explicaría a su mujer, a sus hijos, como podría vivir
el resto de su vida con ese peso, había incumplido una norma básica, el respeto
a unas vidas, la dignidad de auxiliar a esas personas, el valor de reconocer
ese fallo mortal, a unas personas que
como él tenían planes de presente y futuro, que le esperaban una familia en
casa como a él, todo por infravalorar la distancia de seguridad que ya había
visto en el Facebook, y otras redes sociales, y que pensaba que era un disparate, y una
gilipollez, un metro y medio de
separación entre coche y ciclista.
UN "LISTO" EN FACEBOOK DEJABA ESTE MENSAJE, LO QUE REAFIRMA MI OPINIÓN RESPECTO ALGUNOS PERSONAJES |
NORMAS DE LA DGT
Bonita entrada Joaquín. La vida es un valor que infravaloramos, y realmente es lo único que tenemos
ResponderEliminarEstupenda defensa de la vida y el respeto por TODAS las personas, hemos de seguir extremando las precauciones, ya que a la minima podemos ser los causante de una gran tragedia. ¡Gracias por recordarnoslo!.
ResponderEliminarSaludos, Emilio Díaz.